El enamorado de la Osa Mayor. Sergiusz Piasecki (1901-1964)
La introducción, escrita por el autor, es el mejor resumen de este libro y, después de leerla, sólo dan ganas de empezarlo, y no defrauda hasta la última página.
Viviamos a cuerpo de rey. Bebíamos como cosacos. Nos amaban las mujeres de bandera. Gastábamos a espuertas. Pagábamos con oro, plata y dólares. Lo pagábamos todo: el vodka y la música. El amor lo pagábamos con amor, el odio con odio.
Es una novela de contrabandistas que cruzan la frontera entre Polonia y la Unión Soviética, arriesgan su vida pasando medias de nylon, bufandas, guantes, cinturones... Pronto se ve que hay un tipo de contrabandistas que son hombres valientes, nobles, leales, no cruzan la frontera para enriquecerse o como un trabajo, es un modo de vida, como dice Władek, el protagonista
Me tientan nuestros misteriosos viajes nocturnos. Me resulta atractiva esta guerra de nervios y el peligro. Me gustan los retornos a casa tras las expediciones lejanas y arduas. Y después: el vodka, los cantos y el acordeón, las caras alegres de los muchachos y de las mozas... Que nos quieren por nuestro dinero, por nuestra audacia, porque nos va el parrandeo y no ambicionamos riquezas...
Pero no todos los contrabandistas son como él. De hecho, no perdonan a los delatores.
Recuerdo cuando este libro se hizo popular en casa, recomendado, como casi todos los buenos libros, por nuestro primo Enric. De esto hace muchos, pero muchos, muchos años. Disfrutábamos leyéndolo y más comentándolo. No sólo las increibles aventuras, también los personajes, tan fascinantes. Hacía tiempo que quería releerlo, pero la copia que estaba en casa había pasado por tantas manos, que le faltaban páginas. Cuando me enteré que Acantilado lo había editado, me hice con él rápidamente.
Piasecki lo escribió mientras cumplia condena en la cárcel. No se sabe hasta que punto es totalmente es autobiográfico. Para mi Sergiusz es Władek.
La soledad y el silencio misterioso de los campos y de los bosques me han enseñado muchas cosas. Me han enseñado a comprender mejor a los hombres, incluso a los que no puedo ver, a los que están en el otro mundo... La soledad me ha enseñado a pensar y a querer.
Es un libro de gran belleza.
No comments:
Post a Comment