Sunday, March 3, 2013

Crónicas marcianas




Cronicas marcianas. Ray Bradbury. 1950

A raiz del fallecimiento de Ray Bradbury el pasado año, se publicaron muchos artículos sobre su obra y persona, y alguna entrevista. Leí algo (no se muy bien que) que me hizo poner Crónicas marcianas"en la lista de libros que TQL (tengo que leer). No me atraen los libros de ciencia ficción, pero recuerdo perfectamente cuando vi la película Farenheit 451 (François Truffaut, 1967) en el programa de tve La Clave, en 1978 con 13 añitos (lo se porque me picó la curiosidad y lo encontré en esta página web). Me impresionó bastante y nos dio para hacer cine forum y recordarla, y de vez en cuando pensar y defender que libro salvariamos de la quema.

Crónicas marcianas (1950) son relatos cortos que inicialmente se publicaron en revistas (las llamadas Pulp Fiction), hasta que un editor le propuso a Bradbury recopilarlos y publicarlos en un libro. Los relatos no tenían continuidad ni relación entre ellos, al unirlos para el libro, intentó conectar alguno de ellos: en algunos se hace referencia a expediciones pasadas o a personajes.

También vi en algún sitio (no recuerdo donde...) que fue el libro más leído en San Francisco en la década de los 50.

Después de leer el primer relato El verano del cohete 1999, de sólo dos páginas, ya vi que me iba a gustar. Es pura poesía. Vean. Empieza así:

"Un minuto antes era invierno en Ohio [...].

Y de pronto, una larga ola de calor atravesó el pueblo; una marea de aire tórrido, como si alguien hubiera abierto de par en par la puerta de un horno. El calor latió entre las casas, los arbustos, los niños. El hielo se desprendió de los techos, se quebró, y empezó a fundirse. Las puertas se abrieron; las ventanas se levantaron; los niños se quitaron las ropas de lana; las mujeres se despojaron de sus disfraces de osos; la nieve se derritió, descubriendo los viejos y verdes prados del último verano.
El verano del cohete. Las palabras corrieron de boca en boca por las casas abiertas y ventiladas. El verano del cohete. El caluroso aire desértico alteró los dibujos de la escarcha en los vidrios, borrando la obra de arte. Esquíes y trineos fueron de pronto inútiles. La nieve, que venía de los cielos helados, llegaba al suelo como una lluvia cálida.
El verano del cohete. La gente se asomaba a los porches húmedos y observaba el cielo, cada vez más rojo.
El cohete, instalado en su plataforma, lanzaba rosadas nubes de fuego y calor. El cohete, de pie en la fría mañana de invierno, engendraba el estío con el aliento de sus poderosos escapes. El cohete traía el buen tiempo, y durante unos instantes fue verano en la tierra...”


Me pareció muy de su tiempo cuando la segunda expedición que llega a Marte en 1999, mientras el capitán y sus hombres esperan en la casa de unos marcianos, sacan un paquete de cigarrillos y se ponen a fumar. También me hizo gracia como van nombrando las ciudades, y a una la llaman Nueva Nueva York.

Y ahora la parte más difícil... (y una de las razones por las que empecé este blog) poner en palabras porqué lo he disfrutado tanto:

Bradbury es capaz de contar historias profundas, muy humanas, en relatos muy cortos. Describe maravillosamente la nostalgia, la tristeza, la soledad (a veces deseada) de algunos de los colonos, o marcianos. Esto es lo que más me ha gustado, pero luego está el tema ciencia-ficción que no te deja cerrar el libro.

Es un libro para tener en la estantería con los favoritos. Ojalá hubiera leído Crónicas marcianas cuando estaba en la escuela.